Reconoce si tu expediente académico fue bien traducido

La constante evolución del mundo hacia la globalización, el abaratamiento del transporte, la tendencia a la desaparición de fronteras entre países desarrollados y la creciente interacción propia de la era digital a través de las redes sociales han traído consigo muchas consecuencias imprevistas, tanto positivas como negativas. Dos de las más importantes y que ahora nos atañen son la colaboración científica y la movilidad laboral.

            Pocas personas nacidas a partir de la generación milenial y sucesivas, quienes de media ya rondan los 30 años, no se han visto ya en la necesidad de trabajar en un país que no es el de origen, o de acudir a conferencias, o incluso a formarse bien antes de acceder al mercado laboral o como un medio para medrar en su trabajo.

Cualquiera que sea el motivo que les lleva a desplazarse, un paso indispensable es la integración de nuestra formación en su administración, para lo cual es imprescindible contar con un expediente académico correctamente traducido. Tratándose de un documento tan relevante, y que va a influir de forma determinante en nuestro futuro en el extranjero, no debemos escatimar a la hora de obtener resultados de calidad, para lo cual pueden resultar muy útiles estos 5 consejos:

  1. Recurrir a profesionales de la traducción.

En muchas ocasiones creemos que, con poco vale, y echamos mano de ese amigo que chapurrea el idioma para hacer un apaño gratis et amore. Este es un grave error que podemos pagar muy caro si topamos con una empresa medianamente seria, ya que un expediente académico correctamente traducido no admite menos que una traducción jurada. Pocos negocios aceptarán nuestros títulos sin la seguridad que les aporta una traducción jurada, y aunque puedan suponer cierto desembolso, lo agradeceremos cuando ninguna puerta se cierre por no tener un expediente académico traducido correctamente.

  1. Cuidado con la terminología específica.

Debemos ser especialmente precavidos cuando topemos con variantes regionales dentro del mismo idioma, sobremanera el inglés, por ser el más habitual a nivel internacional. Así, no será lo mismo ser un student en América o en Inglaterra, porque sólo estos últimos sabrán que hablas en concreto de un estudiante universitario, aunque un británico podría no saber que sophomore es, en concreto, uno en su segundo año de carrera.

También puede ser que una empresa americana quiera saber cuál fue nuestro average grade in college, aunque teniendo sede en Londres preguntarían por nuestra weighted average mark, en ambos casos interesándose por nuestra media final de la carrera.

En cualquier caso, debemos cuidar estos términos específicos considerando el país de destino, una tranquilidad que una traducción jurada nos aporta a la hora de conseguir un expediente académico correctamente traducido.

  1. ¿Es necesario traducirlo todo?

Pues lo cierto es que no, y aunque no hay consenso en este sentido, los tramos de puntuación alfabéticos pueden jugar una mala pasada al perder esas décimas que nos hacían falta para optar a cierto puesto o conseguir esa beca. Por eso muchos traductores consideran que la traducción jurada de un expediente académico debe reflejar íntegramente la extensión de nuestras aptitudes, y deciden dejar las notas en nuestro idioma puntuadas con su decimal correspondiente, si acaso añadiendo una nota aclaratoria a pie de página.

Por otra parte, otra rama del sector prefiere hacer una traducción íntegra usando una tabla de equivalencias y subsumiendo la nota en su homólogo alfabético correspondiente. Aunque es cierto que en última instancia la decisión final es del traductor jurado, debemos considerar cual es el destino de expediente académico traducido antes de tomar esa decisión, para poder estar seguros de que el trabajo esté correctamente hecho.

  1. Debemos ser más literales de lo normal

Normalmente el traductor suele apreciar los matices del idioma, y procura en muchas ocasiones modular la traducción entre sinónimos para encontrar en la lengua de destino, no tanto lo que se dice, si no lo que se quiere decir.

            Sin embargo, un expediente académico suele contener muchos nombres específicos relacionados con las materias cursadas, y aunque tradicionalmente se nos convalide esta u otra asignatura por la del País que nos titula, lo cierto es que los Estados suelen exigir que la traducción jurada guarde la literalidad. La administración suele contar con tablas de referencia y convenios bilaterales donde se fijan los extremos de equivalencia, y no es labor del traductor interpretar qué debe corresponder a qué, en estos casos, si no dar fe de que se transmite la información correctamente. En última instancia siempre podemos recurrir al apostillado para tener la seguridad de haber conseguido un expediente académico traducido correctamente.

  1. ¿Debemos mantener el formato?

Sí, siempre que sea posible. Por la naturaleza compleja de los expedientes académicos, es habitual que cuenten con numerosos ribetes o adornos, así como logotipos oficiales y similares. Nada nos impide, de ser posible, usar el reconocimiento óptico de caracteres u OCR para tratar de trabajar sobre texto editable, aunque no siempre es posible. Cuando nos encontremos en esta situación durante una traducción jurada, podemos hacer el documento desde cero, conservando en lo posible la posición del texto, y añadiendo después los logotipos bien escaneados con fondo transparente, bien desde una página web.

El expediente académico estará correctamente traducido siempre que sea reconocible qué partes del documento de destino se corresponden con las del documento original, así que no os preocupéis, no poder reproducir el formato íntegramente no hace menoscabo a la calidad de vuestra traducción jurada.

Y si os quedan más dudas sobre cómo realizar una buena traducción de tu expediente académico ¡llámanos que te ayudaremos en todo lo que podamos!

Imagen-2_Post-39

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

top