¡6 consejos para acercaros al mundo de la traducción de textos y libros en el sector del arte!

Al hilo de ARCO -Feria Internacional de Madrid de Arte Contemporáneo-, que tiene lugar este mes de febrero, hemos reflexionado sobre el fenómeno de la traducción en este sector. Ciertamente, la labor del traductor nunca es fácil, con frecuencia nos topamos con textos de mayor o menor dificultad técnica que nos obligan a traducir expresiones y términos de lo más complejos. Sin embargo, el mundo del arte puede llegar a suponer un reto aún mayor, porque nos obliga a ser extremadamente introspectivos, y volcar una parte de nosotros mismos para empatizar con la obra que se nos presenta, intentando evocar en una cultura completamente ajena el culmen de unas emociones que cristalizan las experiencias de toda una vida. Por eso, y con ánimo de alentar a todos nuestros compañeros y artistas, debutantes o experimentados, nos gustaría compartir con vosotros estos consejos para acercaros al mundo de la traducción de textos y libros en el sector del arte.

1. Debes ver más allá de la lógica

Uno de los pequeños vicios que más solemos alimentar es pecar de un exceso de tecnicismo. Muchas veces el traductor novel tiene una aptitud más abierta y elástica a la hora de interpretar los textos, pero a medida que el volumen de trabajo y el nivel de exigencia por parte de los clientes aumenta, también lo hace su manía por perseguir la perfección técnica en sus trabajos. Por eso, cuando uno lleva mucho tiempo encargándose de traducciones jurídicas, científicas o, en general, de documentos del tráfico habitual de las empresas y la administración, tiende a encarar un documento como un callejón de sentido único, e igual que un caballo con bocado, se centra en términos demasiado técnicos a menudo fruto hojear los glosarios día sí y día también.
Por eso, lo más recomendable es vaciar la mente, reflexionar con calma sobre la obra que vamos a tratar, y dejar que las sensaciones que transmite guíen nuestra mano a la hora de decidir cómo dar forma a la tarea que tenemos por delante.

2. Aprende a comprimir una vida en una cáscara de nuez

El lenguaje es sin duda un compañero caprichoso. No solo es algo que muchas veces escapa de lo técnico, sino que, además, desborda su significado literal, adquiriendo una sucesión de connotaciones a lo largo de su vida que se integran en nuestra cultura y llegan a conformar nuestra forma de ver el mundo que nos rodea. Imaginad que os topáis con algo tan insólito como la expresión inglesa “flabbergasted”, relativamente joven -ya que data de 1772-. Si bien tendemos a traducirla de forma simple como estar atónito, es de etimología incierta y compleja. Se cree que fue una unión coloquial de flapper y aghast, refiriéndose la primera a un verbo sustantivado (flap – aletear), y usada para referirse a mujeres jóvenes, y la segunda a asustarse con asombro. Pero más aún, porque en los años 20 el término flapper se reutilizó para denominar, en términos generales, a la nueva mujer contestataria, impetuosa, con ropa corta y que pugnaba por forzar la entrada al mundo de los hombres, que condesaría en nuestra visión actual de la mujer moderna. ¿Se complica verdad? Pues esto no es nada, podríamos seguir rascando retazos de historia de este término y no repetirnos; ¡y este solo es uno!
Por eso tened presente este consejo para acercaros al mundo de la traducción de textos y libros en el sector del arte. No basta con elegir la palabra que mejor nos suene o la primera que encontremos en nuestros glosarios de referencia, hay que cerrar los ojos un momento y repasar toda la historia que la acompaña.

3. Hay que dar de sí cada retazo de empatía

Quizás uno de los aspectos que más nos cuesta asumir a veces es que en gran parte solo somos un medio instrumental para impulsar la obra de nuestros clientes. Es normal que, en ocasiones, cuando les dedicamos mucho tiempo, acabemos por sentir el trabajo como un poco nuestro, quizás como quien después de una acogida temporal tiene que ceder el paso a la familia definitiva, no sin cierta dosis de tristeza melancólica.
Pero recordad, se trata de conseguir que aquello que el autor quiere transmitir llegue sano y salvo de una cultura a otra, sin verse afectado por lo que nosotros consideramos que “debería ser”, simple y llanamente como “lo que es”. ¿Qué sentimiento pretende evocar? ¿Qué fibra quiere tocar? ¿Cuál es el público objetivo? Toda pregunta es poca a la hora de configurar una imagen clara de aquello que se nos pide, insisto, no de aquello que queramos.

4. No todo puede ni debe traducirse

Otra de los consejos para acercaros al mundo de la traducción de textos y libros en el sector del arte pasa por darse cuenta de que, muchas veces, nos encontramos con expresiones que van más allá de elegir una sencilla palabra. Y no me refiero con ello a un simple modismo o a un verbo preposicional, nada tan fácil. Supongamos que nos topamos con una obra poética inspirada en el mundo literario y de la moda, como es el cuaderno “Torschlusspanik”, de Rosa Granga. El término que inspira toda la obra y le da título podría, aproximadamente, interpretarse como el miedo a que las oportunidades, sobre todo laborales, disminuyan a medida que nos hacemos mayores. Me gustaría retar a cualquier valiente que se lo proponga a encontrar una sola palabra en nuestra lengua capaz de comprimir ese trasfondo, y me gustaría también ver el rostro de la autora cuando le presentemos un documento donde cambiamos el título que la inspiró por toda esa retahíla. A veces la opción más caballerosa es reconocer las limitaciones del lenguaje, respetar la decisión de nuestro cliente y dedicar una humilde nota al pie que ayude al lector inexperto sin mancillar a las musas.

5. Valora el arte más allá de la obra

Quizás algunos penséis que la traducción en este ámbito se limita a las obras de los títulos y breves descripciones para las exposiciones de galería, pero nada más lejos. Haced caso a esta idea para acercaros al mundo de la traducción de textos y libros en el sector del arte, tened una mente abierta. Desde los folletos informativos de cualquier espacio artístico, hasta obras y tratados sobre la historia del arte, pasando por artículos académicos, revistas, suscripciones digitales, y, en fin, una cantidad innumerable de textos en todos los formatos imaginables pasan por las manos del traductor. Desde EnOtrasPalabras podemos ayudaros a elegir el mejor formato para plasmar vuestra obra, y adaptarnos a las necesidades de cualquier soporte, físico o digital que hayáis decido utilizar,

6. El contexto puede marcar la diferencia

Muchas veces, una misma palabra puede haber significado cosas muy diferentes según quien la haya utilizado a lo largo de su historia, y es fundamental elegir a un traductor con conocimientos suficientes de Historia del Arte para saber cómo interpretar adecuadamente los matices del documento. Por ejemplo, el término “Volksgeist”, a veces interpretado como espíritu nacional, otras como espíritu del pueblo (términos, nación y pueblo, de sentidos muy distintos), inspiró en gran medida gran parte del movimiento artístico del nacionalismo romántico que aún a día de hoy nos maravilla con obras como El caminante sobre el mar de nubes, de Caspar David Friedrich.
No es una palabra fácil, es verdad, y no es superficial a la hora de traducirla saber si está tintada con el pensamiento de los pensadores Herder, Fichte o Goethe, entre otros. Cada cual con su propia idea de lo que representa el espíritu de una nación o de un pueblo.

Así que, ya lo veis, todos los sectores de la traducción tienen sus propias peculiaridades y detalles a los que prestar atención, pero quizás el sector del arte sea uno de los más exigentes hoy en día. EnOtrasPalabras quiere estar ahí con y para vosotros, y apoyaros a la hora de difundir vuestra obra en cualquier formato. Hoy son estas sencillas ideas para acercaros al mundo de la traducción de textos y libros en el sector del arte, ¡pero mañana quizás trabajemos codo con codo para hacer llegar vuestra voz más lejos y más alto!

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